Para los amantes del buen vino, imaginad que podemos tener el recuerdo de todos los buenos momentos que nos ha dado compartir un buen vino, que a través de su olor y su recuerdo nos lleguen sonrisas antiguas, conversaciones agradables, ratos de fiesta o cenas románticas. Poder introducir todo eso en un solo bloque, darle forma y poder mirarlo diariamente, decorando nuestras vidas. Es nuestra propuesta, una escultura de buenos momentos.
Para realizar este sueño, en nuestras manualidades, necesitamos una buena colección de recuerdos que vienen a través de los corchos de las botellas de vino que hemos compartido (o en su defecto, corchos de botellas de vino en general) necesitamos un buen número porque cuantos más tengamos, mayor será nuestra escultura de recuerdos; también necesitamos cola, fieltro de color marrón oscuro y tijeras.
Iremos uniendo y pegando corcho por corcho por los laterales pero no en un bloque sin forma, sino que le daremos forma de racimo de uva con los corchos. De esta forma tendremos un símbolo del vino, que es de lo que forma parte cada uno de los corchos, que a su vez es uno de nuestros recuerdos; podemos comenzar por abajo, uno, e ir subiendo ensanchando la escultura, pegando mas corchos junto a otros, de forma que a mitad, ya comencemos a descender el numero de corchos para que se estreche hasta llegar a formar el tallo del racimo, el cual realizaremos con el fieltro color marrón oscuro y pegaremos también con la cola en la punta ultima del racimo.
Una vez todo pegado, lo dejamos secar un día y podemos darle incluso una mano de barniz o de betún para que se conserve mejor a lo largo del tiempo. Una vez seco, podemos colgarlo en la pared o ponerlo en algún mueble para, de esta forma, recordar siempre los buenos momentos.